Mirar el mundo con ojos de insecto
Jesús Alcaide

(del catálogo de la exposición ‘Self Identity is a Bad Visual System’ )

Nosedive. Capítulo 1 de la tercera temporada de Black Mirror. Una mujer pelirroja corre por la carretera de una urbanización en las afueras. Sudadera de chándal color malva, pantalones grisáceos, auriculares puestos, teléfono móvil de color rosa en la mano. Cultura wellness y apps que puntúan su comportamiento en una sociedad de likes y followers. 1984 en pleno 2016. Una distopía sobre el narcisismo contemporáneo. Si tuvieras suficiente dinero o capacidad tecnológica, podrías controlar tu imagen pública en Internet, y así tu destino y tu más allá virtual. Optimizar o morir. Matar o ser matado.

Ya en 2001, decía Lev Manovich que la lógica de los nuevos medios corresponde a la lógica de la distribución postindustrial: a la “producción a petición del usuario” y al “justo a tiempo” que, a su vez, son posibles gracias a las redes de ordenadores en todas las fases de la fabricación y distribución (...) Puesto que la misma máquina se usa al mismo tiempo como sala de muestras y fábrica; es decir, que el mismo ordenador genera y muestra el medio; y dado que éste existe no como un objeto material sino como datos que se pueden enviar por cable a la velocidad de la luz, la versión que se crea a medida para el usuario, en respuesta a los datos que ha introducido, le es entregada de manera casi inmediata. De ahí que, siguiendo con el mismo ejemplo, cuando accedemos a un sitio web, el servidor ensambla inmediatamente una web que está adaptada a nosotros. Siguiendo sus palabras, en la era de los more media, el ser humano no es más que un conjunto de datos dispuesto a ser adaptado como mercancía, una imagen fantasma que va fluyendo y reconfigurándose en las redes mediante algoritmos secretos y afectos opacos. Bienvenidos al big data world (hidden) show.

Frente a la recurrente idea de Internet como una utopía democratizadora y libre, vivimos hoy como ya escribía Eloy Fernández Porta hace algunos años, en un momento de Decepción (2009-2029) (Emoción deconstructiva). Diferencial entre la información y la realidad, con las consecuencias sen- soriales que de esa diferencia se derivan. Recientemente escribía Bifo, la depresión puede describirse como la condición en la cual el organismo consciente pierde la capacidad de encontrar sentido en el mundo circundante. Pero el sentido no reside en las cosas, ni en los signos del lenguaje. Es generado por el desplazamiento incesante de una interpretación a la siguiente, del incierto y ambiguo intercambio de gestos. El sentido es el efecto de la comunicación afectiva entre agentes del lenguaje. Como el sentido emerge en la dimensión relacional, la posibilidad del sentido se disuelve cuando la comunidad de cuerpos se divide. Este es el punto de partida de la depresión. Dos nombres se cruzan en mi mente. Mark Aguhar y Mark Fisher. El primero, artista, escritor y activista queer se quitaba la vida el 12 de Marzo de 2012. Unos días antes, el 17 de Febrero de 2012 a las 10: 52 pm publicaba en su tumblr el siguiente texto:

Estos son los ejes:
1
Los cuerpos son inherentemente válidos
2
Recuerda la muerte
3
Se feo
4
Conoce la belleza
5
Es complicado
6
Empatía
7
Elección
8
Reconstruye, cosifica
9
Respeta, negocia

El 13 de Enero de 2017, era Mark Fisher, autor de influyentes textos para el pensamiento actual como Capitalism realism. Is there no alternative (2009) o Ghosts of My Life: Writings on Depression, Hauntology and Lost Futures (2014) el que decidía optar por el suicidio como única vía de salida para esa lenta cancelación del futuro de la que hablaba su colega Bifo. Dos figuras la de Aguhar y Fisher que se me aparecen como las dos caras de una misma moneda. Por un lado el cuerpo mestizo y queer de un artista cuya imagen y obra se fue configurando a través de la red, y por el otro la teoría vírica de Fisher, cuyos diagnósticos a través de blogs como K-punk o las páginas de The Wire nos han servido para poder pensar las paradojas de nuestro tiempo. El de- sastre no tiene un momento puntual. El mundo no termina con un golpe seco; más bien se va extinguiendo, se desmembra gradualmente, se desliza en un cataclismo lento. Lágrimas que se cruzan en la pantalla. Una comunidad que siempre está por llegar.

Friendster. Myspace. Facebook. Instagram. Snapchat.
El sujeto individualizado de la enunciación sigue siendo prisionero de los efectos de sentido, es decir, de una reterritorialización que se impotencia en la significación. El agenciamiento colectivo y maquínico de la enunciación, por el contrario, es producido por una conjunción de signos de potencia y de flujos desterritorializados. Al dejar el reino del significado como correlato de la individuación subjetiva por el del plan de consistencia maquínica que autoriza la combinación de sentido y materia gracias al trabajo de articulación de máquinas abstractas cada vez más desterritorializadas y más estrechamente conectadas con flujos materiales de todo tipo. El significado procedía de un movimiento de retorno de la conciencia sobre sí misma, de un repliegue sobre los iconos representativos, de una ruptura de las conjunciones maquínicas. Un agenciamiento colectivo de la enunciación puede parecer carente de significado para cualquiera y, sin embargo, ser capaz de extraer un sentido (que puede ser histórico o poético) directamente de la unión creativa entre varios flujos. E, inversamente, el alto contenido en significación de un enunciado, proferido por una enunciación individuada, puede no tener ningún sentido maquínico y no dar lugar a ninguna conjunción de flujos reales, permaneciendo fuera del alcance de cualquier forma posible de experimentación.

El proyecto Self Identity is a Bad Visual System que Gala Knörr presenta como producto de su residencia en BilbaoArte, se apropia del título de un artículo publicado por Susanne Von Falkenhausen en e-flux durante la 56 edición de la Bienal de Venecia, la controvertida All The World’s futures comisariada por Okwui Enwezor, en el que partiendo de dos axiomas o citas casi contrapuestas de dos teóricas sobre discursos y políticas de género como Donna Haraway y Teresa de Lauretis, intenta trazar una reflexión lógica sobre la manera en que el arte puede convertirse en una herramienta de resistencia sobre el narcisismo imperante en estos tiempos hipermodernos de los que ya nos hablaba Sébastien Charles en El individualismo paradójico, introducción al pensamiento de Gilles Lipovetsky.

Hace ya más de una década que escribía Charles, Si Narciso está tan inquieto es también porque ningún discurso teórico puede ya tranquilizarse. Consume espíritu frenéticamente, pero no por eso parece más sereno. La era del hiperconsumo y de la hipermodernidad ha sellado el declive de las grandes estructuras tradicionales de sentido y su recuperación por la lógica de la moda y del consumo. Ante la inoperancia de las maneras en las que el pensamiento tradicional funcionaba sobre las estructuras de construcción de sentido, se han puesto en marcha otras máquinas de sentido y significación por utilizar los términos de Deleuze y Guattari, con mayores bifurcaciones, más rizomaticas, menos lineales. De esta red de conexiones es de donde parte el discurso de las obras de Gala Knörr.

Tomando la red social Snapchat como campo de operaciones, el trabajo de Knörr se concibe como un ejercicio de traducción cultural en la búsqueda de otras posibles narrativas. Que si otro mundo en verdad es posible, podemos intentar escribirlo, planearlo con plumas fuentes, cámaras-stylo y html. Y que a través de invertir factores, construir nuevas formas estructurales para contar historias y de tejer nuevas relaciones con los mismos acto- res y las mismas historias de siempre (nada nuevo bajo el sol, dice la literatura), podemos hackear y modificar la realidad de nuestras sociedades: a través de la invocación narrativa, del entramado de historias colectivas y personales, del remix y la aleatoriedad y todas las estrategias posibles: algo así como invócalo primero, enúncialo después: poco a poco esto se convertirá en la realidad como un self-fulfilling prophecy. Otra narr@tiva es posible.

Es esta cuestión, la de ver cómo se produce la narratividad dentro de estos nuevos medios y en particular a través de re- des sociales como Snapchat, la que hace que Gala Knörr parta de un momento concreto, las revueltas ocurridas en la localidad de Ferguson (Missouri) tras el asesinato del joven afroamericano Michael Brown a manos del agente de policía Darren Wilson el 9 de Agosto de 2014, para ver la manera en que nos eran transmitidos los hechos.

Siguiendo este acontecimiento a través de las redes sociales y los medios de comunicación ordinarios, pudimos ver la diferencia entre los modos de narrar los acontecimientos de unos y otros, pues más allá de la inmediatez de las redes, lo que fundamentalmente ocurre en ellas es la tensión que ocurre entre las diferentes visiones y discursos de un mismo hecho, o lo que es lo mismo, mientras en las noticias los hechos “son lo que son y así se lo hemos contado”, en la red todo se vuelve más poliédrico, más complejo, menos unidireccional.

Tal y como manifestaba el activista DeRay MacKesson en una entrevista: Pienso que lo que resulta desafiante para algunas personas en el contexto actual es que estamos siendo testigos de la necesaria inquietud de la discusión intelectual en tiempo real. Pero las comunidades mejoran cuando hay diferentes puntos de vista que salen hacia delante permitiendo una discusión profunda. La tensión no es necesariamente negativa. La tensión es el trabajo.

Esta tensión inherente a todo conflicto que ocurre en el espacio público como territorio en constante negociación, hace que Gala Knörr intente seguir la narrativa de los acontecimientos a partir de diversas fuentes, y en particular se muestra interesada por la manera en que el videasta Casey Neistat se acercó a estos hechos, no sólo a la muerte en particular de Brown, sino a la manera en que el movimiento Black Lives Matter se iba construyendo y viralizando.

Escribía Steyerl que la articulación de la protesta tiene dos niveles. En un nivel, la articulación comprende la búsqueda de un lenguaje para la protesta política, su vocalización, verbalización o visualización. En otro nivel, la articulación también modela su estructura u organización interna de los movimientos de protesta. En otras palabras, hay dos tipos de concatenación diferentes: uno al nivel de símbolos, el otro a nivel de fuerzas políticas.

Centrándonos en el primero, podemos detectar que la for- ma en que la narración visual del momento se iba construyendo actúa de manera diferente hasta como ahora se había hecho en el registro de ciertos hechos históricos. Frente a la unicidad, la simultaneidad. Frente a la detención temporal, el registro en directo y en movimiento. Frente a la idea de eternidad, los tiempos efímeros.

Volviendo a Steyerl, en su conocido texto En defensa de la imagen pobre nos apunta que la imagen pobre ya no trata de la cosa real, el original originario. En vez de eso, trata de sus propias condiciones reales de existencia: la circulación en enjambre, la dispersión digital, las temporalidades fracturadas y flexibles. Trata del desafío y de la apropiación tanto como del conformismo y de la explotación. En resumen, trata sobre la realidad.

LA REALIDAD,
NO YA EL
DESIERTO DE
LO REAL.

El trabajo de Gala Knörr también trabaja sobre la realidad, sobre una realidad construida a partir de estas imágenes pobres, fantasmas, perecederas. Imágenes que desaparecerán según la lógica de Snapchat si no hacemos una captura de pantalla, o si no construimos con ellas otros relatos posibles a través de modos de registro y representación menos perecederos. La pintura, quizás. La pintura, aún.

Es en este punto donde el trabajo de Knörr se complejiza, pues a diferencia de muchos artistas que utilizarían esas imágenes para remezclarlas, scratchearlas y alterarlas según la lógica de los propios procedimientos del lenguaje audiovisual (montaje y postproducción), podemos decir que su traba- jo consiste en hackear el código, alterar y apropiarse de esas imágenes para extraídas de su canal “natural” de circulación, la inmensa e incontrolable red de dispositivos tecnológicos móviles, convertirlas a una nueva narrativa y red de relaciones que se da en la propia simultaneidad de las imágenes en el display expositivo, la instalación de esas imágenes pintadas en el cubo blanco, espacio con unas connotaciones ideológicas y unos modos de hacer muy diferentes a como operan estas mismas imágenes en la esfera pública.

Narrar el devenir de nuestro tiempo a partir de la pintura bien podría parecer una vuelta al orden, a la pintura de historia, pero no es ahora tiempo de Juramento de los Horacios, y el trabajo de Knörr se mantiene alerta respecto a esta cuestión, pues su utilización premeditada de la pintura es una decisiva y estratégica elección por hacer de esta un territorio de resistencia frente al inminente flujo de circulación de las imágenes. Una pausa que rompe el ritmo, una interferencia que altera la narración, un glitch que cambia el sentido.

Quiero hablarte de dos cuadros que colgaban lado a lado en la segunda sala de la exposición. Otoño en el centro de París (a la manera de Walter Benjamin), 1972/1973 y Si no, no, una pintura sobre el Holocausto hecha unos años más tarde, en 1975/1976. Cuestiono el sentido historiográfico que supone instalarlos de esa manera. Como si hubiera una correlación entre trozos de historia, entre acontecimientos pasados. Como si sólo bastara mirar con atención para discernir una causalidad inmanente entre los Años del Otoño del París de los veinte, los de comienzos de los treinta y su subsiguiente aniquilación en la Guerra.

Abordar el display expositivo como una máquina de sentido, es lo que se puede extraer del fragmento de la novela de Kraus, o como diría Didi-Huberman, una máquina de guerra, un lugar dialéctico, un ensayo, que conlleva la ausencia de una última palabra, un final.

Es aquí donde la correlación entre las obras produce cierto impulso narrativo, una discontinuidad no exenta de tensiones, una escritura oculta que el visitante deberá ir trazando sin des- lizar el dedo por la pantalla, desde las revueltas de Ferguson a las nuevas masculinidades negras de Prince, Mykki Blanco o Devonté Hynes, del rostro andrógino del chico de la camiseta Cracker Jack y el sombrero de paja al emoji junto a la escultura blanca clásica de la exposición Defining beauty del British Museum, de la aparentemente bucólica Me in the art world a esa playa/desierto que aparece como destino final con el lema All paths lead here. Todos los caminos nos llevan aquí, a una de las piezas centrales que configuran este Self Identity is a Bad Visual System. The time to hesitate is through. El tiempo de dudar ha terminado.

Acabo el texto y abro el instagram para echar un vistazo. En el perfil de Belén aparece una foto sosteniendo el libro de Henry Miller To paint is to love again. Pienso en el amor, en Ingo Niermann. El amor es una fuerza, una imaginación de su- mar. Adición de seres humanos a seres humanos, seres humanos a animales, animales a cosas, cosas a otras cosas, agregando el ser al tiempo, tiempo al movimiento. El Amor Solución significa impugnar la idea de creación y, en su lugar, celebrar la lógica de y.

Camino del dormitorio me vuelvo a chocar como cada no- che con la bolsa de plástico de Dominique Thirion que hace años Gaby me regaló y que desde entonces cuelga casi como statement en el pasillo junto al dormitorio. I’m looking for someone to tell me a story se puede leer en ella. En la mesita junto a los libros inacabados del verano, la biblia de siempre, El hombre que se enamoró de la luna y esa frase que me acompaña como un mantra desde que leí por primera vez este libro con 15 años. ¿Qué es un ser humano sin una historia?

Vuelvo a pensar en los trabajos de Gala, en la manera en que construyen nuestra historia. Me acuerdo de Fisher y Aguhar como al principio, pero de pronto me aparece una obra de Gala Knörr en el que sobre un cielo azul se construye un emoji sonriente con los ojos como globos rojos y una sonrisa blanca como trazada por un avión.

Tumbado en la cama doy una vuelta por Facebook e Instagram. Me coloco los auriculares y busco en YouTube el Augustine de Blood Orange. Devonté canta While Trayvon falls asleep. Trayvon Martin. Black Lives Matter. Nuevas conexiones. Aún tengo muchas cosas que contarte...

1. Grande, Gerardo. La edad atómica. 2014
2. Franzen, Jonathan. Pureza. 2015
3. Manovich, Lev. El lenguaje de los nuevos medios de comunicación. 2005
4. Fernández Porta, Eloy. €®O$. La superproducción de los afectos. 2010
5. Berardi, Francesco. About blank. 2016
6. Fisher, Mark. Realismo capitalista. ¿No hay alternativa? 2016
7. Guattari, Félix. La revolución molecular. 2017
8. Lipovetsky, Gilles y Charles, Sébastien. 2006
9. Illich, Fran. Tenemos espejos en lugar de ojos. Revista Zehar, 63
10. Browne, Rembert. In conversation: DeRay MacKesson. NY MAG. 22 Noviembre 2015
11. Black Lives Matter (BLM) es un movimiento de acción política internacional que nace en el seno de la comunidad afroamericana tras la absolución de George Zimmermann por la muerte del adolescente afroamericano Trayvon Martin a causa de un disparo. A raíz de este acontecimiento el hashtag #BlackLives Matter se convirtió en viral a través de numerosas plataformas, visibilizando el movimiento como una red descentralizada sin una jerarquía estable ni estructura fijada, más allá de las mútiples conexiones que se puedan establecer en una red rizomática como esta.
12. Steyerl, Hito. La articulación de la protesta. 2002
13. Steyerl, Hito. In defense of the poor image. E-flux journal. 2009
14. Zizek, Slavoj. Bienvenidos al desierto de lo real. 2005
15. O’Doherty, Brian. Inside the white cube. The ideology of the gallery space. 2000
16. Kraus, Chris. I love Dick. 1997
17. Didi-Huberman,Georges. Revista Minerva número 16. 2011
18. Texto aparecido en e-flux . 30 Sept 2013 para promocionar el libro Solution 247- 261. Love editado por Ingo Niermann con las colaboraciones de Etel Adnan, Douglas Coupland, Eva Illouz, Martti Kalliala, Ben Marcus, Chus Martínez, Momus, Eva Munz, Ingo Niermann, David Pearce, Beatriz Preciado, Emily Segal, Alexander Tarakhovsky e Ignacio Vidal-Folch.